ANTÍGONA de Sófocles

Antígona frente a Polinices muerto de Nikiphoros Lytras -http://www.hellenicaworld.com/Greece/Art/en/NikiforosLytrasAntigone.htmlTransferido desde el.wikipedia a Commons., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3921262

Los griegos creían que aquella persona cuyo cadáver no era enterrado siguiendo los ritos religiosos y no se le rendían las debidas honras fúnebres quedaba maldito y excluido de una vida superior. Precisamente esta creencia es el eje del conflicto de una de las más imperecederas creaciones de Sófocles.

A pesar del paso del tiempo, esta historia de desobediencia civil y una devastadora batalla de voluntades sigue resonando con la gente hoy en día.

El asunto de la tragedia fue tomado de un episodio de la leyenda argiva, desligado por Sófocles de sus antecedentes y de sus consecuencias. Antígona, la hija de Edipo y Yocasta, se propone celebrar los ritos funerarios para su hermano Polinices, cuyo cadáver yace junto a los muros de Tebas insepulto y dispuesto a ser presa de los cuervos. El rey Creonte, tío de Antígona y Polinices, ha prohibido que nadie honre el cadáver porque Polinices murió luchando contra su patria.

Creonte es inflexible en mantener una ley que considera razonable y justa y en castigar a quien la infrinja. Antígona es también inflexible en su obligación de dar sepultura ritual a su hermano. Desde la primera escena, Sófocles plantea el dilema: obedecer una ley que se considera injusta o bien desafiarla.

Los temas de la obra

La justicia divina vs. las leyes humanas

El tema central de la obra es la defensa de las leyes de la justicia divina y de los deberes familiares, representada por Antígona, frente a las normas humanas dictadas por Creonte, quien defiende las leyes del estado y de la autoridad política, aunque vulneren la ley universal de la naturaleza y la sangre, emanada de los dioses.

La postura de Antígona

Antígona de Frederic Cameron Leighton [Wikipedia Commons]

Antígona justifica sus actos y su desobediencia al tirano en un juicioso y encendido alegato en el que defiende que el cumplimiento de las leyes naturales y divinas está muy por encima de cualquier regla establecida por los hombres, cuya vigencia está limitada al poder de quienes las promulgan

«Las leyes divinas no son ni de ahora ni de ayer, sino que están vivas para siempre.»

La postura de Creonte

Antígona condenada a muerte por Creonte de Giuseooe Diotti

Creonte mantiene una actitud irreverente frente a la ley divina de enterrar a los muertes y propone mantenerse firme en su propia ley: en una ciudad no puede recibir el mismo trato el amigo que el enemigo, el defensor de la patria que el traidor. Para él, Polinices es un traidor ya que, llevado por la enemistad con su hermano Eteocles, se ha levantado en armas contra su propia patria; por tanto, no merece ser enterrado con las honras fúnebres exigidas por los dioses.

Creonte, llevado por su obstinación y su soberbia, no atiende a las acusaciones de Tiresias, intérprete de la voz de los dioses, que le explica la razón de sus nefastos augurios:

«La ciudad está enferma a causa de tu determinación. Porque nuestros altares y hogares están todos llenos con los despojos, alimentos para rapaces y perros, del desgraciado hijo de Edipo caído en combate.»

La sinrazón de la tiranía y la reivindicación de la democracia

GETTY IMAGES. Recreación del teatro de Dionisio, en las ladres de la Acrópolis,en Atenas, Grecia.

Sófocles hace un guiño a los espectadores atenienses: la contraposición entre la democracia de la que gozaba Atenas en el siglo V a. C. y la forma de entender el poder por parte del rey, considerada anacrónica. Esta dimensión política se hace más evidente en la confrontación dialéctica del tirano con su hijo Hemón, quien, frente a la conducta arbitraria y violenta de Creonte, se muestra cuerdo y moderado.

Curiosamente, Sófocles presenta al joven hijo de Creonte como un modelo de sensatez y prudencia, frente a la locura del anciano, justo lo contrario de lo que cabría esperar, para hacer más incisiva la descalificación de un régimen y la bondad del otro.

En realidad, Sófocles está incurriendo en un anacronismo: en la época heroica en que sucede la acción no hubiera sido posible una actitud tan rebelde como la que exhibe Hemón ni la articulación de sus ideas democráticas.

En todo caso, es admirable la forma en el que el joven Hemón, en un tono respetuoso, pero firme, va desmontando poco a poco los planteamientos de Creonte hasta acorralarlo y hacerle perder los estribos.

Podéis leer estos dos textos con dos versiones distintas del dilema que plantea Sófocles y que pueden serviros para enriquecer vuestra lectura de la obra:

TEXTO 1

«Ningún texto en la literatura griega de la época clásica opone con tanta fuerza (como Antígona) las leyes pasajeras de los mortales [...] a las leyes inquebrantables e inmortales de los dioses, aunque estas no se pongan por escrito. Es también la primera vez que aparece en los textos griegos conservados la expresión de «ley no escrita», expresión que tendrá gran fortuna a la hora de designar las leyes válidas para todos, opuestas a las leyes particulares de cada ciudad.»
Jacques Jouanna, Sophocle, París: 2007, Fayard, p. 453.
TEXTO 2

«Para preservar y mejorar la sociedad humana se crea el hombre normas sociales, reglas políticas y decreta medidas ejemplares para precaver que el individuo no se aparte de ellas. Ahora bien, esta armadura de normas, que el hombre ha ido fabricando para defenderse de la anarquía y de la conducta meramente impulsiva del individuo, tiene un límite, ante el cual debe detenerse, pues, si lo sobrepasa, esa transgresión puede construir un crimen: es la esfera de lo divino, de las leyes no escritas sublimes a todo código. Las prudentes ordenanzas de Creonte le llevan a prohibir, por ejemplaridad, que el enemigo de la ciudad, Polinices, sea sepultado. Quizás no pueda decirse que, en todos los casos y con carácter general, la ética griega condenara esta prohibición. Pero Sófocles sí, según su voluntad y su idea.»
José S. Lasso de la Vega, «Introducción» a Sófocles, Tragedias. Madrid: 1981, Gredos, p.79. 

El conflicto generacional

La obra, como hemos visto, plantea el conflicto generacional entre padres e hijos, pero también entre tío y sobrina.

El personaje de Hemón, apoyado por el coro de tebanos, reivindica la capacidad de la juventud para dar consejos llenos de sensatez. De este modo, Sófocles insiste en la importancia de la razón y la prudencia, así como en el hecho de que ambas virtudes no son exclusivas de la edad madura:

«Y aunque sea joven, no conviene considerar la edad antes que los hechos.»

La soberbia (hybris) y el castigo

Rebecca Hending/ BBC Ideas Antígona y Polinice

Tanto el tirano como la joven heroína son víctimas de la soberbia y, por tanto, ambos son castigados. Sófocles muestra que quien se deja llevar por el exceso debe sufrir un castigo ejemplar; no en vano uno de los preceptos délficos decía: «Nada en demasía.»

La soberbia de Creonte es claramente mostrada por Sófocles presentándonos al personaje como un gobernante autoritario, cruel, soberbio y poco hábil, que combate sus inseguridades y sus temores con una actitud poco flexible.

Por lo que respecta a Antígona, la soberbia es más discutible. Algunos críticos ven en su actitud la justa rebeldía de una heroína ante la injusticia, otros, sin embargo, afirman que el triste final de la protagonista podría interpretarse como una consecuencia de su soberbia. Según esta interpretación, Antígona, tan diferente en apariencia a Creonte, muestra, al menos en parte, el mismo defecto que su verdugo.

Esta soberbia se puede apreciar en la actitud de arrogancia que exhibe la protagonista, en su desprecio a su hermana, a la que tacha de cobarde o en su orgullo ante el castigo.

La joven llega a explicar su lealtad ciega a Polinices diciendo que es más valioso el amor hacia un hermano que hacia un esposo o unos hijos. Argumenta que, muertos sus padres, ella no podrá tener otro hermano; pero si murieran su esposo o sus hijos, siempre podría encontrar otro esposo y engendrar otros hijos.

El razonamiento parece tan inapropiado que una buena parte de la crítica considera que Sófocles no escribió realmente estas palabras sino que son un añadido posterior tomado de las Historias de Herodoto.

Leed el siguiente texto de José Vara Dorado, que propone una interesante interpretación de la obra:

TEXTO 3

«Antígona no consigue ganarse al público por la forma obstinada y escasamente reflexiva de su comportamiento. Y su obstinación, su altanería, la sinrazón de su razón y su escasa inteligencia debían resultar tan palpables y claras a los ojos del coro, y por lo mismo del público, que, pese a la simpatía lógica que consigue la causa de la mujer, y más si lucha contra un ser más fuerte, no logró del todo este efecto. Así pues, si estamos en los cierto con esta interpretación del sentido último de Antígona de invitar a la moderación, a la reflexión y a la inteligencia, virtudes contra las que pecaron, en el fondo o en la forma, tanto Antígona como Creonte [...], ello concordaría con el carácter equilibrado y sensato del autor.»
José Vara Dorado, «Introducción» a Sófocles, Tragedias completas, Madrid: 2009, Cátedra, p.145.  

Los personajes

Rebeca Handing BBC Ideas El cadáver de Polinice

Aunque Antígona es el personaje más relevante y el que da título a la obra, podemos hablar de un protagonismo compartido y antagónico entre Creonte y Antígona. Antígona desaparece de escena bastante antes de que se produzca el desenlace. Creonte, por el contrario, se mantiene ante el público como eje de la escena prácticamente desde el principio hasta el final, aunque no se halle revestido de la nobleza que se le supone a un héroe trágico. Además, a pesar de sus diferencias, la suerte de ambos personajes, heroína y antihéroe, corre pareja.

El contraste entre estos dos personajes es dramatizado en aquellas escenas en que ambos dialogan, defendiendo actitudes tan opuestas, a veces en rápidas réplicas y contrarréplicas de un solo verso. Sófocles hace razonar a cada uno de ellos con argumentos sólidos y que podrían ser convincentes, pero no ceden ni el uno ni el otro mientras se encuentran frente a frente.

Antígona

Rebecca Hending/ BBC Ideas Antígona e Ismene

Antígona es, junto a su hermana Ismene, la última superviviente de la casa de Layo y Edipo, como vimos al hablar del ciclo de Tebas. Su origen noble es el que le proporciona el aplomo de su carácter y la arrogancia de sus ademanes. Lo dirá el corifeo:

«¡Bien se ve que la muchacha es fiero vástago de su fiero padre! .»

Sófocles ha construido un personaje femenino con todas las características del héroe, en este caso, de la heroína: defiende unos principios nobles, tiene espíritu de sacrificio, firmeza en su propósito, valor y una conducta ejemplar y serena. Tras mantener su postura en la discusión, la joven muchacha se enfrenta al final a su muerte sola e indefensa, lo que hace que reciba toda la simpatía del espectador y del lector, así como del coro de tebanos.

La actitud de la heroína va evolucionando a lo largo de la obra. En la primera parte, es una joven resuelta, capaz de plantarle cara a Creonte, admirable en su defensa de las leyes naturales, pero esta actitud desaparece cuando debe enfrentarse a la muerte en la más absoluta soledad. Entonces, se muestra débil, se lamenta por todo lo que ha perdido —padres y hermanos— y todo lo que va a perder —esposo e hijos—, no atina en sus razonamientos y encuentra un placer casi morboso en sus bodas con la muerte. Tal vez para subrayar esta soledad, Sófocles evita describir una escena de despedida con Hemón, el único tebano que está de parte de la heroína y que se atreve a enfrentarse a Creonte.

Esta debilidad final humaniza al personaje: nadie puede permanecer impasible ante una muerte tan horrible como la que le espera, aunque, como Antígona, sepa que su destino ha de ser ese.

En todo caso, Antígona defiende noblemente unos valores intemporales y por eso su arrojo nos sigue conmoviendo hoy tanto como conmovía a los espectadores del siglo V a.C.

Leed este texto sobre la fuerza y la debilidad de Antígona

TEXTO 4

«Antígona a su vez se nos ofrece actuando siempre con la mejor de las voluntades: siempre cree tener la justicia de su lado, motiva sus hechos en razones del todo sagradas y aprobadas por los dioses, y sabe que en fin de cuentas son también aprobadas, en su corazón, pese a su miedo a definirse, por el coro, el cual representa al pueblo; por Hemón sabremos que toda la polis aplaude su conducta y está con ella contra el tirano. [...] Pero la resistencia de su espíritu tiene sus límites humanos: fatigada de tanta contradicción, escucha al brutal padre de su novio, que por una parte se ríe y burla de este [...], y por otra, en su misma presencia manda perentoriamente dar ejecución a la cruel sentencia del emparedamiento y muerte. Desde ese momento tenemos otra Antígona, más débil y más humana, y, por lo mismo, más amable que admirable, que llora y tiene miedo y pide compasión y lamenta la ruina de sus amores y el fracaso de una vida tronchada en flor, sin casi haberla gustado.»
Ignacio Errandonea, «La Antígona de Sófocles. Una revisión de la estructura dramática», Thesaurus: Boletín del Instituto Caro y Cuervo, 16, 1 (1961), pp. 166-167.

Creonte

Rebecca Hending/ BBC Ideas Creonte y Hemón

Este hombre de estado, que procede de un modo consecuente como gobernante en momentos de peligro, obra totalmente convencido de que le asiste la razón y de que es justo privar a Polinices de honras póstumas y condenar a Antígona a un encierro donde fatalmente perecerá.

El carácter de Creonte tiene un carácter menos voluble y variable que Antígona. La obstinación es el rasgo que lo define a lo largo de toda la obra. Solo el temor que le infunde Tiresias consigue doblegar su firme voluntad.

Con todo, bajo la fachada de antihéroe se esconde el gobernante que acaba de ascender al trono y que, inseguro de sí mismo, combate sus temores con una actitud inflexible. Nadie se libra de sus arrebatos de cólera, ni sus sobrinas ni su propio hijo, ni siquiera el adivino que al final lo hará entrar en razón. Sin embargo, su postura no es más irracional que la de Antígona: defiende de forma decidida su propia ley que, hasta cierto punto, no carece de fundamento: en una ciudad no puede recibir el mismo trato el amigo que el enemigo, el defensor de la patria que el traidor.

Así pues, el error de Creonte radica en su incapacidad para reflexionar ante los ponderados argumentos de los demás, su falta de sensatez, su persistente atentado contra la razón, idolatrada por Sófocles.

La lentitud con la que reacciona le hace llegar tarde a todos: tarde comprende las palabras de Tiresias (después de perderse en invectivas contra la avaricia de los adivinos), tarde los sabios consejos del corifeo, tarde llega a la cueva mortuoria y, sobre todo, tarde llega a comprender que la salida precipitada de su hijo era una sentencia de muerte. Su derrumbe moral cuando le anuncian las muertes de Hemón y de Eurídice, su esposa, lo humaniza y le confiere cierto halo trágico, pues nos hallamos ante un ser indefenso y solo, víctima de sus errores, en el que apreciamos su dimensión de hombre insignificante y soberbio.

TEXTO 5

«[Hay] quienes piensan que el verdadero protagonista en la mente de Sófocles es Creonte, que representa un tipo de conducta a cuyo desprestigio y condena está orientada la pieza. Para la mayoría de los mantenedores de este criterio, Creonte sería el clásico gobernante que, a pesar de poseer incluso una buena voluntad a priori, llegado un momento sufre una recia obcecación que le lleva a extremos en un primer momento insospechados».
José María de Lucas de Dios, «Introducción» a Sófocles, Áyax, Las Traquinias, Antígona, Edipo Rey, Madrid, Alianza Editorial, 1988, p. 43.

Ismene

Rebecca Hending/ BBC Ideas Ismene

Ismene viene a ser la antítesis de Antígona. Asustada por el poder, la joven acepta resignada la justicia moral que les impone Creonte y renuncia a reivindicar el honor de su hermano.

En cierto modo, el personaje es el contrapunto que necesita Antígona para brillar con más fuerza al inicio de la obra, pues no hay nada más efectivo que presentar a una hermana temerosa y un tanto apocada para que la otra parezca más valiente y animosa.

Pero Ismene no se limita a desempeñar un papel tan secundario, porque la joven posee unos valores de los que tanto Antígona como Creonte: es reflexiva, moderada y conoce sus propios límites. Es también sensata y prudente, y descarta desafiar el poder establecido, ya que, como muy bien le recuerda a su hermana, «nacimos mujeres», y las mujeres en aquella época no tenían la menor autoridad. Y la escena de la condena de Antígona, aquí en Ismene quiere acompañar en la muerte, la dignifica. La figura de Antígona nos cautiva por su pasión y su fuerza, pero la razón y la sensatez se hallan del lado de Ismene.

TEXTO 6

«Sería simplista no ver en el personaje de Ismene más que un contrapunto en el que la cobardía vendría a reforzar por contraste el heroísmo de Antígona. La sumisión de Ismene al orden establecido no es el de una muchacha temerosa, sino que es el resultado de una observación lúcida de las relaciones entre los sexos y entre los individuos y el rey».
Jacques Jouanna, Sophocle, París, Fayard, 2007, p. 396. 

Hemón

Hemón, el hijo de Creonte y prometido de Antígona, desempeña el papel del peón que, en toda partida de ajedrez, hay que sacrificar, pues su suicidio es parte del cruel castigo que Sófocles reserva a Creonte.

El personaje de Hemón solo cobra protagonismo al final de la obra, pero, con su actitud y sus ideas, aporta aire fresco al poder anclado en la vejez, representado por Creonte y el coro de ancianos.

En su figura y sus dotes oratorias, podemos intuir el influjo que ejercía la corriente sofística en Atenas. Hemón cultiva el discurso elaborado y reflexivo del racionalismo que propugnaba esta escuela, y, ante todo, busca la persuasión, es decir convencer y seducir al auditorio, compuesto en este caso por el coro y el propio Creonte. Por ello, cuando no logra su objetivo, siente el peso del fracaso y su única salida es la muerte.

No deberíamos interpretar la muerte de Hemón como un suicidio romántico. Y no solo es el amor lo que la conduce a ella, sino también la frustración propia de los jóvenes que no encuentran su lugar en un mundo conservador.

TEXTO 7

«En el alegato de Hemón a favor de Antígona no interviene ningún elemento privado, erótico. Cualquier elemento de esta índole haría gravemente trivial el empuje moral y político del debate de Hemón con Creonte. Hemón «pierde a su padre» en el curso de esa elevada polémica. Habiendo fracasado en su intento de persuadir al tirano, Hemón no tiene más remedio que suicidarse. [...] La célebre oda cora al Eros se relaciona con la situación de Antígona y Hemón solo en virtud de un vulgar malentendido. La oda subraya una vez más la miopía de los ancianos tebanos y la soledad espiritual en que los protagonistas sufren sus destinos.»
George Steiner, Antígona, Madrid, Gedisa, 2000, p. 183. 

Tiresias

Tiresias es el adivino oficial de Tebas y, por tanto, el puente de unión entre los dioses y los seres humanos.

En Antígona, demuestra sus vastos conocimientos en materias de augurios y rituales, y solo en su presencia se resquebraja el poder del creyente. El tirano acusa a Tiresias de ser un codicioso, pero el anciano augusto, envuelto en un halo de dignidad, aplasta el gobernante con toda la autoridad que le confiere ser el portavoz de los dioses.

El guardián

El guardián encargado de comunicarle a Creonte que Antígona ha desobedecido su bando es, pese a su papel secundario, aunque el ejemplo de la maestría de Sófocles a la hora de caracterizar a sus personajes.

Este miembro de la servidumbre no es simplemente un criado temeroso o interesado, como sucedía en los casos del pastor y el mensajero de Edipo rey, sino un personaje de cierto relieve.

El guardián teme al monarca, pero no se acobarda incluso logra exasperarlo. Responde con seguridad al interrogatorio de Creonte, aunque, sobre todo, llegada de un ingenio y una picardía que lo convierten en un posible antecedente del esclavo astuto de las comedias de Plauto.

Estructura de la obra

Enfrentamientos dialécticos de los personajes

Se alternan con las intervenciones anticlimáticas del coro. Hay cuatro confrontaciones verbales:

Conversación inicial entre Antígona e Ismene, donde se nos muestran las claves del suceso que vertebrará la acción.

Controversia entre Antígona y Creonte, donde se exponen sus respectivas posturas éticas, contrapuestas e irreconciliables.

Enfrentamiento entre Creonte y Hemón, que evidencia la soberbia, la obstinación y la actitud tiránica del antihéroe.

La discusión entre el rey y Tiresias, que antecede y preludia el dramático desenlace.

Los estásimos: intervenciones del coro

Son especialmente relevantes por la importancia de sus mensajes, su belleza formal y la cuidada elección de los motivos míticos que en ellas se exponen.

El coro de la obra está compuesto por un grupo de ancianos que representa, en realidad, el sentir de todo el pueblo tebano. Desde este punto de vista, son más comprensibles las vacilaciones y temores que se aprecian en sus palabras o el distinto tono que emplean a lo largo de la obra.

Las intervenciones del coro en la obra:

Párodo. El coro ignora para qué ha sido convocado por Creonte. Su intervención tiene resonancias bélicas y festivas, se regocijan por la victoria frente a los argivos y reprochan la mala conducta de Polinices.

Estásimo 1.º Una de las odas más famosas de toda la tragedia griega, derrocha un extraordinario lirismo. Se trata de un elogio al hombre y su capacidad para dominar la naturaleza hostil y a todos los seres vivos que, no obstante, concluye con una admonición sobre la soberbia humana. Hay también en este canto algunas claves sociopolíticas, como la crítica al relativismo de las doctrinas de la escuela sofística y del peligro que suponen estas para el humanismo.

Estásimo 2.º Reflexión sobre el destino de los Labdácidas y el poder del destino. El coro se incorpora a la acción dramática y vuelve sus ojos a los protagonistas de la obra. El mensaje se halla ahora ligado a ideas tan arraigadas como la herencia de la mancha familiar, ejemplificada por la dinastía de los Labdácidas. Asimismo, Sófocles introduce en el canto un elemento premonitorio, ya que el coro anticipa la muerte de los últimos herederos del trono de Tebas.

Estásimo 3.º Un bellísimo canto al amor, que prepara el diálogo lírico que sigue. Se trata de un breve, pero intenso canto al amor que constituye el preludio del diálogo lírico (Kommós) que va a mantener el coro con Antígona. Aparece aquí la primera referencia mitológica, que compara el encierro de Antígona con el infeliz destino de Níobe, convertida en piedra tras la atroz muerte de sus hijos.

En una primera lectura, esta comparación parece subrayar tan solo el intenso sufrimiento de Antígona, pero Sófocles, maestro de la ironía, decide poner estos versos en boca de la heroína con una doble intención y es que mientras Antígona, con ingenuidad, se hermana con Níobe en su inmenso dolor, el auditorio, en cambio, comprende que ambas son responsables del mismo delito, el de la hybris.

La historia de Níobe

Níobe intentando proteger a sus hijos, por Jacques-Louis David, 1772 [Wikipedia Commons]

Níobe era la esposa de Anfión con el que tuvo nueve hijos. Níobe se vanagloriaba de su prole, burlándose de Leto porque esta solo había tenido dos hijos —Apolo y Artemisa—. Estas burlas llegaron hasta el punto de oponerse a que se le tributaran honores a Leto, diciendo que ella era más digna de que se le levantasen altares.

En venganza, Apolo mató con sus flechas a todos los hijos varones menos a uno —Amiclas, que había ofrecido una plegaria a Leto— y Artemisa hizo lo mismo con las hijas, excepto Melibea, quien tras presenciar la muerte de sus hermanos adquirió tal palidez que fue llamada Cloris a partir de entonces.

Cuando la desafortunada madre acudió junto a los cadáveres de sus hijos sintió tal dolor que, deshecha en llanto, quedó inmóvil y terminó convirtiéndose en piedra. Un torbellino la transportó hasta el monte Sípilo en Lidia, donde se podía ver cómo las lágrimas brotaban de una roca de mármol con forma de mujer.

Estásimo 4.º Alusión a tres personajes míticos. El coro alude a Dánae, encerrada por su padre para que no engendrara a quien le daría muerte; a Licurgo, que mató a su propio hijo y fue encerrado en una gruta; y Cleopatra que, repudiada por su esposo, logró con sus intrigas que a sus hijos les fueran arrancados los ojos.

El coro alude a tres personajes míticos sin relación aparente entre sí, razón por la que podríamos pensar que se trata de un canto de consuelo para la heroína o un interludio lírico similar a los coros de Eurípides, desligados totalmente de la trama dramática. Sin embargo los episodios míticos elegidos por el autor parecen tener un sentido simbólico y premonitorio, que anticipa el trágico final de los personajes de la obra:

  • Dánae encerrada vendría a ser la viva imagen de Antígona.
  • Licurgo, cuya soberbia provoca la muerte de sus hijos, podría identificarse con Creonte.
  • Cleopatra que, impotente, ve morir a sus hijos a manos de su marido, se correspondería con la reina Eurídice.

Estásimo 5.º Canto de danza de tono alegre, que invoca la presencia de Dioniso, dios protector de Tebas. Representa, como en otras tragedias de Sófocles, una ruptura voluntaria del devenir dramático con la que Sófocles pretende impresionar más al espectador.

Los personajes y el auditorio tienen un momento de respiro antes de precipitarse a las escenas de profundo patetismo en las que se materializa la tragedia. Así, el coro invoca, en tono festivo y alegre, al dios Dioniso, deseoso de que el desenlace de la obra sea feliz: tras la aparición de Tiresias, el coro ha logrado que Creonte cambie de opinión, y por ello, podrán evitarse muertes innecesarias y Tebas podrá volver a gozar de la tan ansiada paz. Sin embargo, apenas unos versos después, el público comprobará cuán efímera es la alegría que precede a ese mar de dolor en el que se ahogan los protagonistas.

Éxodo. Final. Se cuentan las muertes de Antígona, de Hemón y de Eurídice. Se produce un diálogo lírico con Creonte, arrepentido. Las escenas violentas o sangrientas se consideraban «obscenas», es decir, no representables en escena, por eso el coro es quien informa de estos hechos trágicos.

VER LA OBRA

Nosotros vamos a leer la obra en la edición que Santiago Muras y Manuel Otero prepararon para la editorial Vicens Vives, pero, si os apetece, podéis ver esta versión representada por la compañía (In)constantes Teatro en las Naves del Español en Matadero en el año 2011:

GUÍA DE LECTURA

La siguiente guía de lectura es una adaptación de la excelente guía preparada por Santiago Muras y Manuel Otero para la edición de Antígona de la editorial Vicens Vives.

ANTÍGONA EN EL ARTE

La obra de Sófocles ha servido de inspiración a muchas obras artísticas; de hecho, a lo largo de la entrada, habéis podido ver distintas obras pictóricas basadas en diversos momentos de la tragedia.

Por supuesto, además de la pintura, también la escultura se ha inspirado en Antígona. La escultura que veis más abajo se llama La confesión de Antígona de Alberto Lagos (Argentina, La Plata, 1885 – Argentina, Buenos Aires, 1960).

Por supuesto, la obra tuvo también una enorme trascendencia en la literatura.

Cuando en 1800 Hölderlin tradujo la Antígona de Sófocles revolucionó el sentido mismo del lenguaje. Si Sófocles recogió las señales míticas de ese conflicto —la lucha entre los antiguos y los nuevos dioses, entre lo divino y lo humano —, Hölderlin lo reitera ya al margen de la divinidad, definitivamente ausente en la época moderna. Con su traducción anticipa una lectura política que enfrentará, bajo las figuras de Antígona y Creonte, la naturaleza a la polis, la existencia individual a la organización política; en definitiva, lo antiguo a lo nuevo.

Bertolt Brecht escribió en 1945 su propia versión de Antígona a partir de la traducción de Hölderlin. La adaptación de la obra que hace Bertolt Brecht la sitúa en la posguerra de la II Guerra Mundia y es una denuncia tácita del régimen hitleriano. Aunque el hilo argumental parece referirse al mundo griego, resulta fácil adivinar que Alemania se esconde detrás de Tebas y la figura de Creonte es un trasunto de Adolf Hitler. Y para que no quepan dudas al respecto, Brecht coloca un prólogo a la obra donde la acción se desarrolla en una fecha clave: Berlín, abril de 1945.

Podéis ver una versión de esta obra:

Jean Anouilh estrenó en Paris, en 1944 durante la ocupación alemana, una versión de Antígona. El personaje de Antígona simboliza aquí la resistencia en la lucha contra las leyes de Creonte, que representa el poder (Pétain). Anouilh se inspira en el gesto de Paul Collette, que había disparado contra Marcel Déat y Pierre Laval.

Podéis ver una representación de esta obra realizada en 1978, bajo la dirección de Fernando Delgado, para el programa de RTVE Estudio 1:

José María Pemán estrenó en 1945 una versión de Antígona que algunos autores han querido leer como una exaltación del franquismo, estableciendo un parangón entre el conflicto tebano y la guerra civil española.

En Antígona furiosa (1986), de Griselda Gambaro, se presenta en escena a Antígona, la clásica heroína tebana, como un alma en pena porque ha muerto y lo único que puede hacer es recordar a los «sin sepultura». En esta alegoría contemporánea, se superponen las voces de la tragedia clásica con la realidad vivida en la Argentina durante la última dictadura militar (1976-1983). La obra se escribe con el objetivo de darles una voz a los silenciados por el terrorismo de Estado, y enfrentar, desde la palabra, a Antínoo —el pueblo temeroso y cómplice— y a Corifeo —el dictador— con las víctimas. De esta manera, el mito clásico recontextualizado aloja la memoria cíclica y plañidera de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de la sociedad que reclama justicia y dice «nunca más».

Podéis ver esta versión de Antígona furiosa realizada por el Teatro Indigo Berazategui:

Leopoldo Marechal creó en 1961 esta nueva versión de Antígona titulada Antígona Vélez. Esta historia está situada en el siglo XIX, en la «Postrera» ubicada en la pampa, esa época se reconoce la «conquista del desierto» y tiene como objetivo el exterminio de los indios. Los hermanos Martín e Ignacio Vélez han muerto en una contienda con los indios Pampas. Martín Vélez es velado con todos los honores mientras que su hermano Ignacio Vélez es dejado en el desierto para que las aves carroñeras hagan su trabajo, ya que ha traicionado la Ley de los Vélez por unirse a los Pampas.
Antígona no puede soportar que uno de sus hermanos sea abandonado como un animal. Planea sin ser vista buscar a Ignacio y ofrecerle una tumba digna y cristiana. Este hecho provoca que caiga todo el peso de la ley sobre ella, ya que está prohibido enterrar a un traidor como Ignacio Vélez. Lisandro su enamorado se une a Antígona; la fuerza y la rebeldía de Antígona llevará a que el amor por su hermano, marque sus destinos.

En 1998 Tele 5 retransmitió el musical Antígona tiene un plan, original de Javier Muñoz y Diego Yzola, representado en el año 1998 por alumnos de los Colegios Peñalba y Pinoalbar de Valladolid, en el Teatro Auditorio Ciudad de Alcobendas.

El compositor Tomasso Traetta estrenó Antígona en el Teatro Imperial de San Petersburgo en 1772. Se trata de una ópera en tres actos con libreto en italiano de Marco Coltellini. Podéis escuchar el aria Finito el tormento:

Cark Orff estrenó en 1949 la ópera en cinco actos Antígona. En este caso se basó en la traducción al alemán de la obra de Sófocles que hizo Friedrich Hölderlin en el año 1804:

El compositor suizo Arthur Honegger (1892-1955), quien desarrolló su actividad musical principalmente en Francia, estrenó su obra Antigone (Bruselas, 1927). El libreto fue una adaptación de la versión de Jean Cocteau de la Antígona de Sófocles. La versión de Cocteau había sido estrenada en 1922 en el Théâtre de l’Atelier con música incidental de Honegger, por encargo de Charles Dullin; la escenografía estuvo a cargo de Pablo Picasso y el vestuario por parte de Coco Chanel.

La primera ópera del siglo XX que hace referencia a un suceso histórico concreto es Antigona ’43 (Rousse) estrenada en el Sofia Music School, en 1963, del compositor búlgaro Lyubomir Pipkov (1904-1974). La ópera se enmarca en el contexto de la lucha antifascista durante la Segunda Guerra Mundial. El libreto fue escrito por Vladimir Bashevy Pancho Panchev, basado en la tragedia de Sófocles. Con su ópera, Pipkov busca hacer reflexiones filosóficas y éticas sobre las situaciones humanas vividas durante la guerra. La obra está compuesta en un estilo recitativo en el que el coro hace las veces de comentarista. Su estilo, influido por Mussorgski, reinterpreta la esencia de la canción popular en un lenguaje contemporáneo, en el que trata de resolver la dicotomía entre el texto y la música.

Podéis escuchar el Aria de Anna de la ópera Antigona’43 interpretada por Milkana Nikolova:

La década de 1970 inicia con la representación de The Death of Antigone (1971, Oxford) de compositor inglés Reginald Smith Brindle (1917-2003). Es una mini ópera para mezzo-soprano, voces graves y una reducida orquesta de cámara. El libreto fue escrito por el compositor a partir de Sófocles y Eurípides.

En 1973, el compositor estadounidense Meyer Kupferman (1926-2003) estrenó Antigonae (1973, Stockbridge). Se trata de una ópera en un acto para soprano y orquesta de cámara, basada en la traducción de Hölderlin de la tragedia de Sófocles.

Otra obra que hace una referencia directa a hechos históricos es la Antígona furiosa (1991, Munich) del compositor estadounidense de origen argentino Jorge Mario Liderman (1957-2008). Es una adaptación de la versión de Antígona de la dramaturga argentina Griselda Gambaro, por encargo del compositor alemán Hans Werner Henze. El libreto estuvo a cargo de Adriana Feder. La versión de Gambaro utiliza a Antígona para mostrar el contexto sociopolítico argentino durante la dictadura de Jorge Rafael Videla (1976-1983), sin dejar de lado el contexto original de la tragedia.

En esta misma década, el compositor holandés Ton de Leeuw (1926-1996) recrea, en el estreno de 1993, otra Antigone (Ámsterdam). El libreto es del propio compositor, basado en Sófocles, en el que aborda el drama humano y sobrehumano como espectáculo sacro. Su estilo musical se inscribe en el microtonalismo y su interés en tradiciones musicales no occidentales, como la ópera Noh japonesa.

Mikis Theodorakis (1925) compuso una Αντιγόνη (Antígona, 1999, Atenas), cuyo libreto abarca la totalidad del Ciclo Tebano. Para ello, se basó en las tragedias que se conservan sobre este mito en los tres grandes trágicos: Los Siete contra Tebas de Esquilo, La Fenicias de Eurípides y Edipo Rey y Antígona de Sófocles. La ópera cuenta con elementos balanceados de la tragedia y la lírica en los que la influencia de Verdi, Puccini y Bellini se encuentra presente.

Podéis escuchar el aria Antígona de esta ópera:

En el contexto de la experimentación de la música electrónica y el desarrollo de instrumentos electromecánicos, se encuentra la ópera Antigone (1999, Chicago) del compositor norteamericano John Eaton (1935). El libreto de Nicholas Rudall está basado en la obra homónima de Sófocles. Eaton, reconocido por sus composiciones e interpretaciones de música electrónica y microtonal, utilizó un espectro de notas por octava más amplio que el usual de doce tonos y se valió de instrumentos electrónicos para su composición, destacándose el uso del digital delay system, que da un efecto de eco sonoro. Eaton innovó en el género operístico con la llamada “pocket opera”, consistente en obras compuestas para orquesta de cámara y un reparto reducido de voces.

La última ópera del siglo es Antigone (2000, San Francisco) del compositor estadounidense Mark Alburger (1957). El libreto está basado en la adaptación moderna de la obra de Sófocles de Jean Anouilh, hecha durante la Segunda Guerra Mundial.

El siglo XXI abre con la ópera Antygona del compositor polaco Zbigniew Rudzinski (1935), estrenada en 2001 (Wroclaw). El libreto, adaptado por el propio compositor, sigue el texto de Sófocles, pero incluyendo como personajes a las Erinias que influyen en el comportamiento de los personajes.

En 2008 Pierre Bartholomée (1937) puso en escena La Lumière Antigone (Bruselas), una ópera basada en una novela de Bauchau que aborda el Ciclo Tebano: Antigone. En esta versión se narra el regreso de Antígona a Tebas, después de acompañar a su padre a Colono, su intención de evitar la guerra entre sus hermanos Polinices y Eteocles por el control de Tebas y su destino final. El cambio de título se debe a que Bartholomée vio en esta Antígona “una luz nueva, desconocida, frágil y violenta, insaciable, singular, una luz de obstinación […]” en medio de la obscuridad, el silencio y la soledad de las personas que luchan y se enfrentan a decisiones inapelables.

Dominique Le Gendre (1960) estrenó la ópera The Burial At Thebes, en 2008 (Londres). La versión utilizada para el libreto es la traducción en verso del Premio Nobel irlandés Seamus Heaney de la Antígona de Sófocles. El lenguaje musical de la obra es un lenguaje propio que combina ritmos tradicionales de su natal Trinidad y Tobago.

El compositor Carlos Stella (1961) compuso sus Antigonai (2009, Berlín) para la Berliner Cappella. El libreto se hizo con base en la traducción del poeta lírico Friedrich Hölderlin, con la influencia del escritor Walter Burkert (Stella, 2012a). En ella recrea el mito a partir de la influencia de varios compositores clásicos, como Bach, Purcell, Beethoven, Wagner y Verdi.